Obesidad. La madre de las otras epidemias.
Esta es una de las epidemias con la que hemos aprendido a vivir. Pero no solo eso, sino que también nos hemos acostumbrado a ver como va dañando la salud de las personas que amamos y conocemos. Y nuestra propia salud. Seamos sinceros. Es letal, al paso de los años.
Entre 1975 y 2014, la prevalencia global de obesidad en hombres se triplicó y en mujeres aumentó más del doble en todo el mundo.
En países como México, mi país, es un mal que de forma indirecta, mata a cientos de miles de personas al año. Pero, ¿Qué es en sí la Obesidad?
Bueno. Si entramos a términos y estadísticas, es difícil ponerse de acuerdo. Ya que son diversos los factores determinantes. El medio principal es la alimentación. La calidad de lo que comemos todos los días.
Pero ello, tiene atrás otros factores, como el cultural y el económico. En fin, que si le tiramos de un hilo, llegamos a otro. El asunto es que también es un factor de voluntad propia.
Cuando una persona se come algo que sabe que le hará mal. O cuando un padre/madre decide dar ciertos alimentos para sus hijos. Entra el factor de la responsabilidad.
Se encuentra también el marketing que nos «endulza» los ojos y oídos para que se consuma su producto. Aún a sabiendas que es de mala calidad alimenticia.
Y se encuentra también la falta de responsabilidad del fabricante. Y que decir de las autoridades, que permiten ciertas prácticas engañosas.
¿Por dónde empezar a combatir este terrible mal? No tengo ni idea. Solo tengo la creencia que es posible. Si cada persona tuviera la conciencia de proteger su salud a toda costa. Echando mano a su voluntad. Hasta conseguir vivir una vida sana y saludable.
¿Es eso posible? Si lo creo que lo es. La voluntad va primero, luego la decisión. Y enseguida toda la firmeza posible para aguantar las punzadas de deseo por «nuestra comida chatarra».
No es fácil. Pero se puede.
Si ahora mismo, te encuentras en una zona de urge bajar de peso. Por algo tenemos que empezar.
Por eso puse este blog. Alguna vez, tuve la necesidad urgente por «cortar camino», encontrar un atajo.
Y los suplementos alimenticios que recomiendo, me ayudaron a lograr un sano equilibrio en mi salud. Regresé a mi peso y talla ideal. Se limpió mi corazón y torrente sanguíneo.
¡Y me siento super bien!
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No deseo convencerte. De nada. Si llegaste aquí, estás buscando solución a un problema.
Yo encontré esa solución para mi salud. Y es lo que comparto contigo. Solo eso. Lo demás, es tu decisión.
Te doy un cordial saludo
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